DIABETES Y DEPORTE
La diabetes es
una enfermedad que se caracteriza por una mala gestión en el metabolismo de la
glucosa, provocando que aumente los niveles de esta en sangre. La glucosa
procede de los alimentos que consumimos y la insulina, que es la hormona
producida por el páncreas, es la encargada de darle salida para que esta
glucosa sea utilizada en las células como fuente de energía, o almacenada en
forma de glucógeno. En la diabetes tipo 1 el organismo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más habitual,
si bien existe una alteración en la primera fase de secreción de la insulina,
el problema reside en una resistencia tisular (de los tejidos) a la misma. Es
decir, que los receptores de las células no responden a su interacción,
impidiendo su acción fisiológica. Si esto ocurre, la glucosa no entra en la
célula y queda acumulada en la circulación.
Una
investigación reciente publicada por el Journal Applied Physiology
admite que el ejercicio y la inactividad son modificadores de la función de
las células beta y el riesgo de diabetes tipo 2. El trabajo analiza los
factores que se ponen en juego cuando una persona hace ejercicio, cuando deja
de hacerlo y se vuelve inactivo. “Elementos que modifican la secreción de la
célula Beta pancreática desde los cambios que el ejercicio o el sedentarismo
producen sobre el músculo, hígado, intestino, sistema nervioso autónomo y
corteza suprarrenal. La disfunción de la célula Beta pancreática es la primera
anomalía que sucede en el comienzo de la diabetes tipo 2. Este estudio refuerza
la necesidad de priorizar las acciones en este tipo de pacientes encaminadas aumentar un ejercicio físico
sostenible y evitar el sedentarismo.
Estilo de vida
“Las causas de la diabetes tipo 2 son
múltiples, pero la más frecuente de todas es la disfunción de la
célula beta pancreática. “Esto ocurre como consecuencia de factores ambientales
que concurren en una persona con cierta predisposición genética. De hecho, la
diabetes tipo 2 tiene un componente hereditario mucho mayor que la diabetes
tipo 1, pero solo se desarrolla en general si a lo largo de la vida concurren
algunas otras circunstancias como el paso de los años (que no podemos modificar)
y otros factores modificables: la obesidad, especialmente si la ganancia de
grasa es abdominal con aumento de la grasa visceral, el sedentarismo y una
alimentación incorrecta. Casi el 90 % de las personas con diabetes tipo 2
tienen sobrepeso u obesidad. Ahí se ve la
. Empezar por
pequeños pasos es clave para plantar cara al sedentarismo. Metanálisis admiten que “hay evidencia sólida de
que el ejercicio aeróbico regular solo o en combinación con el entrenamiento de
fuerza es efectivo para mejorar la calidad de vida en adultos con diabetes tipo
2″. La importancia de ese estilo de vida es clave. “Una persona sedentaria con
solo sobrepeso y una alimentación incorrecta tiene muchísimas papeletas de
desarrollar una diabetes tipo 2, mientras que una persona activa con una
alimentación sana, es muy probable que se pueda defender, aunque tenga
sobrepeso y predisposición genética. Los tres factores de estilo de vida
influyen no solamente sumatoria, sino exponencialmente. Pero la actividad
física y la alimentación sana son cruciales.
Jóvenes hacen deporte sin camiseta en el gimnasio del
Espigó del Gas de Barcelona.Albert Garcia (Albert Garcia)
Que la fuerza le acompañe
En este
sentido, el entrenamiento de fuerza es clave y habría que perder el miedo a
realizarlo de forma supervisada. Organismos como la ACSM (American College
of Sports Medicine) lo han incluido entre sus recomendaciones. La
alta intensidad tiene mayores efectos beneficiosos que el entrenamiento de
fuerza de intensidad baja a moderada en términos de manejo general de la
glucosa y atenuación de los niveles de insulina, algo que ya refuerzan
metanálisis como el publicado por International
Journal of Environmental Research and Public Health.
La
organización internacional recomienda realizar ejercicios que impliquen grandes
grupos musculares, dos o tres días a la semana, pero nunca en días
consecutivos, al 50 % al 69 % de 1RM (repetición máxima), o vigoroso al 70 % al
85 % de 1RM. “En la última década, se ha producido un enorme avance en el
conocimiento de los beneficios específicos de la actividad de fuerza, del
entrenamiento muscular, frente a la actividad física sin resistencia. La
actividad de fuerza mejora la sensibilidad a la insulina, (es decir, atenúa la
insulina resistencia), con lo que contribuye de manera importante a disminuir
los niveles de glucemia, además de muchos otros efectos beneficiosos a nivel de
emocional, cognitivo, metabólico, de incremento de la termogénesis, mejorando
además la autonomía funcional de quien lo practica”.
“Los médicos han recomendado durante mucho
tiempo la actividad aeróbica en función del conocimiento disponible, pero
actualmente, la evidencia es tan fuerte, que constituye una prioridad, y muy
especialmente en mujeres. Pero para ello, nuestros pacientes tienen que perder
el miedo al entrenamiento de fuerza porque todavía a veces se asocia el
ejercicio de fuerza a riesgo de lesiones, hipertrofia muscular... Para
eliminarlo es importantísimo acudir a un especialista en entrenamiento de
fuerza que valore la persona, sus capacidades, limitaciones y paute los
entrenamientos de manera progresiva, paulatina y sostenible para obtener los
inmensos beneficios que este tipo de actividad física produce.
De la teoría a la práctica
Conozca los
riesgos del descontrol de la patología y ponga soluciones. “Una diabetes tipo 2
aumenta inmediatamente el riesgo cardiovascular junto a otros riesgos. La
enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en nuestra sociedad, la
causa de muerte más frecuente en mujeres mayores de 50 años y con mucho, la
causa más frecuente de muerte en la población que padece diabetes tipo 2″,
afirma la doctora Vázquez. “Mecanismos complejos en los que la
insulinorresistencia y los cambios metabólicos que suceden al tener
crónicamente elevada la glucosa en sangre (junto con una mayor prevalencia de
hipertensión arterial, elevación de los lípidos, daño renal y daño neurológico)
explican la mayor probabilidad de tener alguno evento cardíaco isquémico.
Existe una evidencia fuerte de la función preventiva de la actividad física, la
alimentación mediterránea y la perdida de grasa junto al tratamiento
farmacológico adecuado”.
Tenga en
cuenta las recomendaciones de organismos como
la ACSM.
- Compagine ejercicio aeróbico frecuente con
entrenamiento de fuerza, preferiblemente a intensidades altas, supervisado
por un profesional de la Actividad Física y el Deporte.
- Se recomienda la autorización médica (y las
pruebas de ejercicio) antes de comenzar actividades más vigorosas que
caminar rápido para adultos con signos o síntomas de accidente
cerebrovascular, mayor duración de la diabetes, edad avanzada u otras
complicaciones relacionadas con la diabetes.
- Las personas no deben comenzar a hacer ejercicio
con una glucosa en sangre >250 mg·dL−1 (13,9 mmol·L−1) si hay niveles
moderados o altos de sangre o cetonas urinarias. Tenga cuidado durante el
entrenamiento con una glucosa en sangre >300 mg·dL−1 (16,7 mmol·L−1)
sin exceso de cetonas, manténgase hidratado y comience solo si se siente
bien.
- Se aconseja a las personas que se hidraten
adecuadamente bebiendo líquidos adecuados antes, durante y después del
ejercicio, así como que eviten hacer ejercicio durante el calor máximo del
día o bajo la luz solar directa para evitar el sobrecalentamiento.
- Particularmente para cualquier persona que use
insulina es importante llevar fuentes de carbohidratos de acción rápida
durante el entrenamiento para tratar la hipoglucemia y tener glucagón
disponible para tratar la hipoglucemia grave (si es propensa a
desarrollarla).