Según las evidencias científicas de los últimos años, se conoce que el tejido adiposo del paciente con exceso de peso está hipertrofiado, especialmente el tejido adiposo visceral, esta hipertrofia o aumento del tamaño de los adipocitos desencadena un proceso inflamatorio celular llamado LIPOINFLAMACIÓN.
La principal consecuencia de la lipoinflamación es la alteración del metabolismo de los carbohidratos que favorecen el aumento del depósito de de grasa y por tanto, favorece o incrementa la obesidad. La lipoinflamación también interfiere en las señales que regulan el apetito, disminuyendo la sensación de saciedad y aumentando la sensación de hambre, lo que hace que la persona siga comiendo y aumentando su tejido adiposo.
DOS ENFERMEDADES ASOCIADAS
Entre las enfermedades que se derivan de la obesidad está la Diabetes tipo 2, que se caracteriza por el aumento de los niveles de azúcar en sangre. Con el paso del tiempo este incremento de azúcar puede afectar a distintos órganos, provocando dolencias de tipo cardiovascular y neurológico.
Dada la relación entre ambas enfermedades, cada vez son más las personas que, como consecuencia de su obesidad, acaban padeciendo diabetes tipo 2 y viceversa. Por este motivo, desde hace unos años, en el ámbito sanitario se ha comenzado a utilizar un nuevo termino para determinar la coincidencia de ambas enfermedades en la misma persona: DIABESIDAD.
El modo de hacer frente a la Diabesidad se basa en dos objetivos principales:
- Perder peso, sobre todo reduciendo el perímetro de cintura.
- Mejorar los niveles de azúcar en sangre.