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jueves, 28 de abril de 2022

ÚLCERAS POR PRESIÓN: FISIOPATOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO

 La úlcera por presión (también llamada escara o úlcera de decúbito) es toda lesión de la piel originada una presión mantenida sobre un plano o prominencia ósea, o por la fricción, cizalla o combinación de las mismas, causando una isquemia que provoca degeneración de dermis, epidermis, tejido subcutáneo, pudiendo afectar incluso músculo y hueso. 

Las úlceras constituyen un serio problema con una trascendencia socioeconómica importante ya que su desarrollo da lugar a un gran deterioro de la calidad de vida en los pacientes y en sus familiares por un lado, pero también ocasionan una sobrecarga asistencial, un aumento de costes a los servicios de salud, así como una alta dispensación de productos farmacéuticos.Las escaras pueden desarrollarse en el transcurso de horas o días. La mayoría se curan con tratamiento, pero algunas nunca se curan completamente. 

Las causas que desencadenan la aparición de estas lesiones pueden ser, en la mayoría de los casos, detectadas con antelación; el identificar los factores de riesgo es fundamental para aplicar las medidas preventivas, ya que una vez que aparece la úlcera, el problema es de complicado manejo.

La aparición de upp es un proceso íntimamente ligado a los cuidados proporcionados por los profesionales de Enfermería, es el estamento sanitario más implicado y con más experiencia en este problema, constituyendo un área de cuidados específica tanto en lo que se refiere a su prevención, valoración o curación.


Fisiopatología

Se describen a continuación los mecanismos que provocan la aparición de estas lesiones basados en la alteración del riego sanguíneo de la zona por una causa externa, la presión, la humedad o la fricción.

Las úlceras de decúbito se producen por la presión contra la piel que limita el flujo sanguíneo. El movimiento limitado puede hacer que la piel sea vulnerable a los daños y provocar el desarrollo de úlceras de decúbito

 

Presión: es una fuerza que actúa perpendicular a la piel como consecuencia de la gravedad, provocando un aplastamiento tisular entre dos planos, uno perteneciente al paciente y otro externo a él (sillón, cama, sondas, etc.). La presión capilar oscila entre 16- 32 mm. de Hg. Una presión superior a 17 mm. de Hg., ocluirá el flujo sanguíneo capilar en los tejidos blandos provocando hipoxia, y si no se alivia, necrosis de los mismos. La formación de una UPP depende tanto de la presión como del tiempo que ésta se mantiene; Kösiak demostró que una presión de 70 mm. de Hg. durante 2 horas puede originar lesiones isquémicas.

Fricción: es una fuerza tangencial que actúa paralelamente a la piel, produciendo roces, por movimientos o arrastres. En el paciente encamado o sentado en el roce con las sabanas o superficies rugosas produce fuerzas de fricción., sobre todo en las movilizaciones, al arrastrar al paciente.

Cizallamiento: combina los efectos de presión y fricción (ejemplo: posición de Fowler que produce deslizamiento del cuerpo, puede provocar fricción en sacro y presión sobre la misma zona). Debido a este efecto, la presión que se necesita para disminuir la aportación sanguínea es menor, por lo que la isquemia del músculo se produce más rápidamente.

Humedad: la incontinencia es un factor de riesgo conocido para el desarrollo de úlceras por presión. El paciente que presenta incontinencia fecal tiene un riesgo 22 veces de presentar una úlcera respecto al paciente que no presenta incontinencia fecal.


Factores de riesgo

El riesgo de desarrollar escaras es mayor si tienes dificultades para moverte y no puedes cambiar de posición fácilmente mientras estás sentado o en la cama. Los factores de riesgo incluyen los siguientes:

Inmovilidad. Esto puede deberse a una salud debilitada, a una lesión de la médula espinal y a otras causas.

Incontinencia. La piel se vuelve más vulnerable con la exposición prolongada a la orina y las heces.

Pérdida de la percepción sensorial. Las lesiones de la médula espinal, los trastornos neurológicos y otras afecciones pueden ocasionar una pérdida de la sensibilidad. La incapacidad para sentir dolor o malestar puede dar lugar a que no se tengan en cuenta las señales de advertencia y a la necesidad de cambiar de posición.

Nutrición e hidratación deficientes. Las personas necesitan suficientes líquidos, calorías, proteínas, vitaminas y minerales en su dieta diaria para mantener la piel sana y evitar la ruptura de los tejidos.

Afecciones médicas que afectan el flujo sanguíneo. Los problemas de salud que pueden afectar al flujo sanguíneo, como la diabetes y las enfermedades vasculares, pueden aumentar el riesgo de daño en los tejidos, como las escaras. 


Los signos de advertencia de las úlceras de decúbito o las úlceras por presión son:

  • Hinchazón.
  • Cambios inusuales en el color o la textura de la piel.
  • Drenaje similar al pus.
  • Un área de la piel que se siente más fría o más caliente al tacto que otras áreas.
  • Áreas sensibles.


Las úlceras de decúbito pasan por distintos estadios que se diferencian por su profundidad, severidad y otras características. El grado de daño de la piel y los tejidos oscila desde una piel roja e intacta hasta una lesión profunda que afecta los músculos y los huesos.


En el caso de las personas que utilizan sillas de ruedas, las escaras suelen aparecer en la piel en los siguientes sitios:

  • Omóplatos y columna vertebral.
  • Parte trasera de los brazos y piernas donde se apoyan en contacto con la silla.
  • Coxis o glúteos.


En el caso de las personas que necesitan permanecer en la cama, pueden aparecer escaras en los siguientes sitios:

  • Los omóplatos.
  • La cadera, la espalda lumbar o el coxis.
  • Los talones, los tobillos y la piel detrás de las rodillas.
  • La parte trasera o los lados de la cabeza.



DIABETES E HIGADO GRASO

 

ENTRE EL 50 AL 80% DIABETICOS TIENEN HIGADO GRASO

Casi seis millones de personas tienen diabetes en España. Una patología con diversas comorbilidades asociadas. Una de ellas el hígado graso no alcohólico,¿Qué es la enfermedad por hígado graso?una afección en la que el exceso de grasa se acumula en el hígado, incluso si se bebe poco o nada de alcohol.

El hígado es el órgano más grande dentro del cuerpo. Ayuda a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas.

¿Qué es la enfermedad del hígado graso no alcohólico?

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es un tipo de hígado graso que no está relacionada con el consumo de alcohol. Existen dos tipos:

  • Hígado graso simple: Hay grasa en el hígado, pero poca o ninguna inflamación o daño en las células del hígado. En general, el hígado graso simple no es demasiado serio como para causar daño o complicaciones al hígado

  • Esteatosis hepática no alcohólica: Existe inflamación y daños en las células del hígado, y grasa. La inflamación y el daño de las células del hígado pueden causar fibrosis o cicatrización del hígado. La esteatosis puede causar cirrosis o cáncer de hígado



Esta afección se presenta hasta en el 80% de los diabéticos, según afirmó el Dr. Pedro Pablo Casado, médico internista en el Hospital Universitario La Princesa de Madrid y coordinador del Grupo de Diabetes, Obesidad y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) durante la XVI Reunión del Grupo de Diabetes, Obesidad y Nutrición de la SEMI.

La persona con diabetes suma con frecuencia otras comorbilidades que incrementan más aún el elevado riesgo vascular, como puede ser el hígado graso, entidad presente entre el 50%-80% de los pacientes diabéticos según las series, o la dislipemia, entidades ambas con importantes novedades terapéuticas en los últimos años que se han debatido y analizado en la reunión para realizar un correcto abordaje de las mismas”, precisó el Dr. Casado.

Se estima que el 33% de los pacientes que ingresan en Medicina Interna tiene diabetes tipo 2, aunque el motivo de ingreso no sea esta patología. Además, hasta el 50% de los pacientes que ingresan por enfermedad cardiovascular tiene también diabetes como patología de base y entre el 30 y el 40% de los pacientes con diabetes vistos en Medicina Interna presenta obesidad.

Casi el 60% de los adultos en Europa viven con pre-obesidad, y en España el 32% de los hombres y el 27% de las mujeres tienen obesidad, de los que el 65% lo es en forma de obesidad abdominal. Y esta obesidad supera el 45% en mayores de 65 años. Todo ello supone alrededor de un 10% de gasto total en salud. La obesidad juega un papel esencial en el desarrollo de enfermedades no transmisibles como la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), la hipertensión arterial (HTA), la dislipemia y las enfermedades cardiovasculares, debido al exceso de grasa, fundamentalmente visceral, que se deposita en el organismo.

Estos datos demuestran que el control correcto de la diabetes es crucial para evitar complicaciones asociadas a esta patología como la afectación cardíaca, la renal o la arterial periférica. Ante este reto, la SEMI presentó la nueva web-app del Grupo de Trabajo que incluye los algoritmos de recomendaciones para el tratamiento farmacológico de la diabetes tipo 2, cuyo objetivo es facilitar la toma de decisiones en el tratamiento individualizado las pacientes.

DIABETES TIPO II Y EJERCICIO

DIABETES TIPO II Y EJERCICIO: cinco recomendaciones que no tienes que olvidar La actividad física tiene importantes beneficios para la salud: contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes. Es algo de sobra conocido. Y es fundamental para todas las personas, incluidas los pacientes con diabetes. La diabetes sacarina o diabetes mellitus es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). La enfermedad va a más. El número de personas con diabetes se ha multiplicado por 4 en 30 años, según datos de la organización. La prevalencia de esta enfermedad ha venido aumentando más rápidamente en los países de renta baja y de renta mediana que en los de renta elevada. En concreto, la diabetes de tipo 2 se debe a una utilización ineficaz de la insulina por el organismo. Es la más común entre la población. Más de un 95 % de las personas con diabetes presentan la de tipo 2, que se debe en gran medida al exceso de peso y a la inactividad física. Las personas que tienen que convivir con la diabetes no se pueden olvidar de dos cuestiones: llevar una dieta saludable y realizar actividad física. De hecho, muchas de las personas que tienen un mejor control de su diabetes son aquellas que realizan ejercicio físico de forma regular, recuerda la Fundación para la Diabetes Novo Nordisk. Estos especialistas sostienen que todo el mundo debería realizar algún tipo de actividad física, ya que los efectos mejoran el control glucémico. En ese sentido, también se ha pronunciado el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM, por sus siglas en inglés), que confirma que actividad física puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2, así como ayudar a los pacientes a controlar sus efectos. Cinco recomendaciones que no tienes que olvidar Los pacientes con diabetes tipo 2 que quieran perder peso “deberían considerar entrenamientos de volumen moderadamente alto durante cuatro o cinco días a la semana”. Además, da cinco recomendaciones que no deberían olvidar: Hacer pequeñas dosis de actividad física a lo largo del día para romper el tiempo que pasa sentado, algo con un efecto beneficioso sobre los niveles de glucosa e insulina en la sangre. Apostar por el ejercicio aeróbico regular, es aquel que puede tener una intensidad media, baja o alta. Es decir, cuando nuestro organismo necesita quemar hidratos y grasas para producir energía y, para hacerlo, necesita oxígeno. Algunos ejemplos de ejercicios aeróbicos son correr, nadar, o montar en bici. que ayuda a controlar la glucosa en sangre. Mejor ejercicio de resistencia de alta intensidad, un ejercicio de alta intensidad es aquél que puede hacer que nuestro ritmo cardíaco aumente hasta un 75% más el ritmo habitual. Este tipo de ejercicios ayudan a quemar calorías y estimulan varios procesos metabólicos del cuerpo. que presenta mayores beneficios más que el ejercicio de intensidad baja a moderada. Ser activo después de las comidas. Así ayudaremos a reducir la glucosa en sangre. Si bien el ejercicio aeróbico constante puede ayudar a controlar la glucosa en la sangre, hacer ejercicio requiere energía, por lo que las personas con diabetes tipo 2 deben considerar reducir un poco su insulina si pueden, o agregar algunos carbohidratos más antes de ir al gimnasio.

sábado, 23 de abril de 2022

 

Celiaquía y Diabetes


La enfermedad celiaca es un trastorno sistémico crónico de carácter autoinmune, (como la diabetes) y presenta un origen definido. Se describe como aquella intolerancia duradera al gluten en individuos que están predispuestos genéticamente y que afecta al tubo digestivo.


La celiaquía se considera una enteropatía mediada por mecanismos humorales y celulares ya que se encuentran en la mucosa intestinal de estos pacientes linfocitos que reconocen péptidos de la gliadina. Se ha reconocido que la fracción alfa-gliadina es la responsable de la reacción inmunológica que ocurre en el enterocito.


Hablamos de pacientes con una susceptibilidad genética del sistema HLA donde la introducción del gluten genera una activación inmunogénica del mismo originando anticuerpos que sensibilizan a los linfocitos y producen linfocinas. Estas son las responsables de lesionar al enterocito.


Para que la enfermedad celiaca se exprese, es casi obligatoria la presencia del haplotipo HLA-DQ2 (mayor probabilidad) o HLA-DQ8, lo que en parte explica la alta relación familiar.

Podemos buscar relaciones, ya que algunos haplotipos relacionados con la DM1 también lo pueden estar con la celiaquía. De esto podemos sacar que más del 90 % de los sujetos con celiaquía y el 60 % ,70 % de los DM1 expresan el mismo antígeno (HLA DQA1 0501 y DQB1 0201).


Es importante tener en cuenta esta asociación; ya que una celiaquía no diagnosticada en un paciente diabético puede dar lugar a problemas a medio largo plazo, como: mal control metabólico, crecer en talla y peso, hipoglucemias, anemia ferropénica, hipoalbuminemia, osteoporosis, aparición de otras enfermedades autoinmunes, neoplasias. etc

El inicio de una dieta libre en gluten es fundamental para reducir el riesgo de desarrollar otras enfermedades autoinmunes.


Es importante seguir un control a personas celiacas cada 3 años que también presenten diabetes, ya que una dieta exenta de gluten evitará la aparición de complicaciones.

miércoles, 20 de abril de 2022

 Diabetes y cistitis. ¿Tienen más riesgo las personas diabéticas?


Diabetes e infecciones de orina o cistitis están muy relacionadas. Las personas que padecen diabetes tienen el triple de posibilidades de sufrir infecciones urinarias o cistitis en comparación con las personas no diabéticas. Las infecciones más comunes del tracto urinario son las infecciones de orina o cistitis.


¿Cuál son los motivos por los que los diabéticos tienen más infecciones de orina o cistitis?


El principal motivo es porque la diabetes afecta al funcionamiento del sistema inmune (disminuyendo su eficacia), aumenta los niveles de glucosa en sangre y orina, alterando también vasos sanguíneos y tracto urinario.

Las personas diabéticas tienen tres veces más de posibilidades de sufrir infecciones de orina o cistitis

Los niveles elevados de glucosa en sangre que tienen las personas diabéticas favorece la proliferación de hongos y bacterias en el tracto urinario, lo que puede provocar la aparición de muchas infecciones, entre ellas la cistitis.

Además, los tratamientos farmacológicos que suelen tomar los diabéticos para disminuir los niveles de glucosa en sangre hacen que excreten una mayor cantidad de glucosa por la orina, por lo que como efecto secundario aumenta también la posibilidad de sufrir tanto infecciones de orina o cistitis como infecciones vaginales, sobre todo candidiasis vaginales, ya que la orina con glucosa es ácida y baja el pH vaginal.

Los tratamientos convencionales con antibióticos para tratar las infecciones de orina o cistitis no han cambiado en las últimas décadas y las resistencias bacterianas han comenzado a aumentar.

Los pacientes diabéticos tras el tratamiento con antibióticos suelen tener infecciones de orina o cistitis recurrentes al cabo de unas semanas. Un uso excesivo de antibióticos en diabéticos puede dañar la microbiota vaginal e intestinal, produciéndose entonces infecciones de orina o cistitis, prostatitis, candidiasis vaginales y vaginosis bacterianas añadidas.

Se ha hecho necesaria la investigación y desarrollo de nuevos tratamiento con un enfoque diferente para evitar y tratar estas infecciones

Cada nueva infección y tratamiento con antibióticos aumenta la resistencia de las bacterias, por lo que se ha hecho necesario el desarrollo de nuevos enfoques para el tratamiento de la infecciones de orina o cistitis recurrentes, prostatitis, candidiasis vaginales y vaginosis bacterianas.


¿Qué factores de riesgo hacen que las personas diabéticas sufran aún un mayor número de infecciones del tracto urinario o infecciones vaginales?


  • La obesidad.
  • Aparición de cálculos renales.
  • Incontinencia urinaria.
  • Pacientes sondados.
  • Pacientes encamados.
  • Retención de líquidos.
  • Uso de corticoides durante largos períodos.

DIABULIMIA ¿QUE ES?

     El término diabulimia hace referencia a un trastorno de la conducta alimentaria que aparece en las personas con diabetes tipo 1. Clínicamente se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta alimentaria y una distorsión de la imagen corporal y la percepción del peso, además de una adaptación de la insulina con el objetivo de bajar de peso. Se da en personas insulinodependientes que, para perder peso, reducen u omiten las dosis de insulina que les corresponderían para mantener un adecuado control glucémico. Si no se trata adecuadamente, esa conducta de omisión de insulina puede llegar a cronificarse y tener fatales consecuencias para la persona afectada.No menos importante es la perturbación psico-emocional presente en estos casos que afecta considerablemente la vida de la persona que lo padece. 

     El riesgo de padecer este trastorno es especialmente alto durante la adolescencia, siendo mucho más frecuente en el sexo femenino que en el masculino. Suelen presentar problemas de baja autoestima, perfeccionismo, depresión  y  gran preocupación por la imagen corporal. En su entorno familiar puede jugar un papel importante: la falta de afecto,  conflictos, sobreprotección, problemas de co­municación y expresión emocional, altas expectativas familiares... 

     El paciente no suele tener conciencia de su problema y los profesionales y la familia pueden interpretar los síntomas como los de un paciente con diabetes “incumplidor”, sin tener en cuenta el problema psicológico de base.

 ¿En qué consiste? 

     En general este trastorno implica un espectro de manifestaciones que van desde rasgos menores y aislados en relación con la ingesta hasta trastornos de conducta grave y bien establecidos tipo anorexia nerviosa, bulimia o trastorno por atracones.

     La importancia que tiene diagnosticar estos rasgos de conducta estriba en que las personas con diabetes tipo 1 que los padecen incrementan el riesgo de deficiente control glucémico, aparición prematura de complicaciones de la diabetes e incluso la tasa de mortalidad. La mayor parte de conductas que conducen a la pérdida de peso en las personas con diabetes tipo 1 en las que coexiste este trastorno incluyen la omisión de dosis de insulina, ya sea de acción rápida o prolongada, o la infradosificación de la cantidad de insulina.

     En las personas con anorexia nerviosa, como resultado del ayuno extremo al que el cuerpo se somete, pueden presentarse síntomas corporales tales como dolores de cabeza, temperatura corporal disminuida, aumento del vello corporal y menstruación irregular o suprimida. Los síntomas psicológicos pueden incluir depresión, sensaciones de inadecuación, perturbación del sueño y obsesiones. En general, las personas con anorexia nervosa presentan síntomas más pronunciados que las personas con bulimia. No obstante los límites entre las distintas entidades que componen el trastorno de conducta alimentaria a menudo se solapan y en general el trastorno de conducta alimentaria comprende un espectro de síntomas con mayor o menor componente de una u otra entidad. 

¿Cómo se adelgaza con la diabulimia?

     Cuando la persona con DM 1 se administra la insulina adecuadamente, la glucosa transportada por el torrente sanguíneo obtenida de los alimentos puede entrar  en  los tejidos del cuerpo y allí entonces se usa como fuente de energía o se almacena. Sin la insulina necesaria, la glucosa se acumula en la sangre y se expulsa a través de la orina. El resultado es la pérdida  de peso.

¿Qué riesgos corre la persona con diabulimia?

     Existe una  fuerte evidencia de las graves consecuencias en el organismo que conlleva la unión de la DM 1 con un TCA (transtorno de la conducta alimentaria), incrementándose hasta tres veces las complicaciones asociadas a la DM no controlada: infecciones, daños renales que pueden degenerar en diálisis, retinopatía que puede llegar a producir ceguera, pie diabético, neuropatías…

     Este grave deterioro del organismo relativo al descontrol glucémico mantenido en el tiempo, va acompañado también de los daños que se asocian a los TCA: falta de  menstruación, crecimiento y desarrollo lento  si  se da en la adolescencia, problemas gástricos, dentales, de la piel, etc.

     Además, el riesgo de mortalidad se triplica y se reduce significativamente la esperanza de vida.

¿Cuáles son las señales de la diabulimia? 

     En la mayoria de los casos las personas no muestran necesariamente las conductas que llevan a cabo, como la restricción alimentaria, los vómitos, ni el excesivo ejercicio, por lo que el trastorno puede pasar inadvertido. Además, el paciente no suele tener conciencia de su problema y los profesionales y familia pueden interpretar los síntomas como los de un paciente con diabetes “incumplidor”, sin tener en cuenta el problema psicológico de base.

     Esto explica la importancia de que los allegados al paciente y los profesionales que le atienden  conozcan  las señales de la diabulimia. Estas,  como con cualquier TCA,  varían de persona a persona, pero algunas claves son:

  1. Hemoglobina glicosilada consistentemente alta.
     
  2. Hospitalizaciones frecuentes por cetoacidosis diabética (CAD).  No obstante,  algunos pacientes sólo manipulan la insulina de acción rápida y siguen administrándose la  insulina basal, por lo que pueden no experimentan la CAD.
     
  3. Resultados poco fiables de los controles de la glucemia o ausencia de estos. Pueden manipular tiras reactivas, decir que olvidaron el glucómetro, etc.
     
  4. Menstruaciones irregulares o inexistentes.
     
  5. Fluctuaciones de peso inexplicables.
     
  6. Preocupación excesiva por su peso e insatisfacción con su imagen corporal. Independientemente de su peso real  (que puede ser bajo, alto o normal), pueden  pesarse varias veces al día y si ven algún aumento, omitir insulina y comidas.
     
  7. Patrones de alimentación irregular. Pueden restringir alimentos, saltarse  comidas,  eliminar los dulces para perder peso. Estas restricciones pueden ir seguidas de una intensa sobreingesta  (atracón), lo que les genera sentimiento de culpa, de fracaso y aumenta su ansiedad. Para compensar el atracón, vuelven limitar su ingesta y/o evitar la insulina. El ciclo vicioso se repite. El objetivo  de las personas con diabulimia es bajar de peso y, aunque  algunos pueden mostrar pérdida de peso en un período de tiempo, la conducta alimentaria errática ralentiza el metabolismo y es infrecuente que la pérdida de peso se mantengade forma duradera.
     
  8. Malestar al tener que ponerse insulina ante otras personas.
     
  9. Acopio de alimentos. La falta de insulina impide  la nutrición adecuada y esto genera hambre. Los pacientes pueden acaparar alimentos y comerlos en los  momentos que sienten hambre y no la controlan. Esto les puede generar  culpa, sentimientos de fracaso, de pérdida de control, vergüenza y ansiedad.
     
  10. Falta de conciencia del problema y de constancia en las citas con profesionales.
     
  11. Depresión, ansiedad, cambios de humor y/o  fatiga.


¿Cómo ayudar?

     El primer paso para afrontar el problema es identificarlo como tal. Es importante no juzgar ni acusar, en lugar de eso, podemos  sentarnos con ella y mostrarle las señales de su TCA y sus riesgos. Muchas veces, saber que lo que les sucede tiene un nombre y le pasa a muchos otros, ayuda a la persona a tomar conciencia de su situación. No se debe  utilizar las complicaciones que pueden aparecer a medio/largo plazo para infundir miedo. La mayoría de los adolescentes y los adultos jóvenes no parecen creer que le puede pasar a ellos y lo ven demasiado lejos. Su obsesión por perder peso es más poderosa que la idea de evitar problemas futuros por muy graves que sean.

     Es necesario consultar lo antes posible con profesionales cualificados  y  que el paciente sea atendido por un equipo multidisciplinar formado por: endocrinólogo, educador en diabetes, psiquiatra y psicólogo conocedores de los TCA y  la DM. Hay casos en los que será necesario un trabajador social.  Cuanto  más precozmente se detecte el problema, más posibilidades de éxito.

     Para las personas con DM es crucial contar con  profesionales con quien poder hablar abiertamente de frustraciones con su peso, miedos sobre la insulina, la ingesta de ciertos alimentos…Si no se da esta alianza terapéutica entre paciente y profesional, difícilmente se podrá avanzar, así que merece la pena buscar al profesional con la sensibilidad y empatía adecuadas.  

     La ayuda del experto le facilitará  trabajar en dos objetivos importantes: control de glucemia y  peso saludable. Partiendo de las creencias, miedos, preferencias y necesidades del paciente, se informará sin tratar de presionar  o dar miedo y se darán recursos para trabajar los hábitos alimenticios saludables, efectos y manejo adecuado de insulina, práctica de ejercicio, etc. Todo ello, ayudándole a encontrar motivaciones para modificar conductas para esa persona en concreto.

     Se han de negociar metas pequeñas y alcanzables. Para los pacientes que restringen insulina es mejor ir poco a poco aumentando las dosis,  facilitando así las probabilidades de ir alcanzando los cambios propuestos, lo que aumentará la sensación de control de sí mismo y del tratamiento.

     En cuanto a la intervención psicológica,  han de trabajarse aspectos que subyacen y/o mantienen el TCA: manejo de estrés, de depresión, potenciación de autoestima, habilidades de comunicación y de resolución de problemas,  modificación de creencias erróneas sobre el peso y la figura corporal, superación del perfeccionismo, etc. Se adaptará a cada caso particular, siendo muy recomendable incluir a la familia.