El término diabulimia hace referencia a un trastorno de la conducta alimentaria que aparece en las personas con diabetes tipo 1. Clínicamente se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta alimentaria y una distorsión de la imagen corporal y la percepción del peso, además de una adaptación de la insulina con el objetivo de bajar de peso. Se da en personas insulinodependientes que, para perder peso, reducen u omiten las dosis de insulina que les corresponderían para mantener un adecuado control glucémico. Si no se trata adecuadamente, esa conducta de omisión de insulina puede llegar a cronificarse y tener fatales consecuencias para la persona afectada.No menos importante es la perturbación psico-emocional presente en estos casos que afecta considerablemente la vida de la persona que lo padece.
El riesgo de padecer este trastorno es
especialmente alto durante la adolescencia, siendo mucho más frecuente
en el sexo femenino que en el masculino. Suelen presentar problemas de baja autoestima,
perfeccionismo, depresión y gran preocupación por la imagen corporal. En su entorno familiar
puede jugar un papel importante: la falta de afecto, conflictos,
sobreprotección, problemas de comunicación y expresión emocional, altas
expectativas familiares...
El paciente no suele tener conciencia de su problema y los profesionales y la familia pueden interpretar los síntomas como los de un paciente con diabetes “incumplidor”, sin tener en cuenta el problema psicológico de base.
¿En qué consiste?
En general este trastorno implica un espectro de manifestaciones que van desde rasgos menores y aislados en relación con la ingesta hasta trastornos de conducta grave y bien establecidos tipo anorexia nerviosa, bulimia o trastorno por atracones.
La importancia que tiene diagnosticar estos rasgos de conducta estriba en que las personas con diabetes tipo 1 que los padecen incrementan el riesgo de deficiente control glucémico, aparición prematura de complicaciones de la diabetes e incluso la tasa de mortalidad. La mayor parte de conductas que conducen a la pérdida de peso en las personas con diabetes tipo 1 en las que coexiste este trastorno incluyen la omisión de dosis de insulina, ya sea de acción rápida o prolongada, o la infradosificación de la cantidad de insulina.
En las personas con anorexia nerviosa, como resultado del ayuno extremo al que el cuerpo se somete, pueden presentarse síntomas corporales tales como dolores de cabeza, temperatura corporal disminuida, aumento del vello corporal y menstruación irregular o suprimida. Los síntomas psicológicos pueden incluir depresión, sensaciones de inadecuación, perturbación del sueño y obsesiones. En general, las personas con anorexia nervosa presentan síntomas más pronunciados que las personas con bulimia. No obstante los límites entre las distintas entidades que componen el trastorno de conducta alimentaria a menudo se solapan y en general el trastorno de conducta alimentaria comprende un espectro de síntomas con mayor o menor componente de una u otra entidad.
¿Cómo se adelgaza con la diabulimia?
Cuando la persona con DM 1 se administra la insulina adecuadamente, la glucosa transportada por el torrente sanguíneo obtenida de los alimentos puede entrar en los tejidos del cuerpo y allí entonces se usa como fuente de energía o se almacena. Sin la insulina necesaria, la glucosa se acumula en la sangre y se expulsa a través de la orina. El resultado es la pérdida de peso.
¿Qué riesgos corre la persona con diabulimia?
Existe una fuerte evidencia de las graves consecuencias en el organismo que conlleva la unión de la DM 1 con un TCA (transtorno de la conducta alimentaria), incrementándose hasta tres veces las complicaciones asociadas a la DM no controlada: infecciones, daños renales que pueden degenerar en diálisis, retinopatía que puede llegar a producir ceguera, pie diabético, neuropatías…
Este grave deterioro del organismo relativo al descontrol glucémico mantenido en el tiempo, va acompañado también de los daños que se asocian a los TCA: falta de menstruación, crecimiento y desarrollo lento si se da en la adolescencia, problemas gástricos, dentales, de la piel, etc.
Además, el riesgo de mortalidad se triplica y se reduce significativamente la esperanza de vida.
¿Cuáles son las señales de la diabulimia?
En la mayoria de los casos las personas no muestran necesariamente las conductas que llevan a cabo, como la restricción alimentaria, los vómitos, ni el excesivo ejercicio, por lo que el trastorno puede pasar inadvertido. Además, el paciente no suele tener conciencia de su problema y los profesionales y familia pueden interpretar los síntomas como los de un paciente con diabetes “incumplidor”, sin tener en cuenta el problema psicológico de base.
Esto explica la importancia de que los allegados al paciente y los profesionales que le atienden conozcan las señales de la diabulimia. Estas, como con cualquier TCA, varían de persona a persona, pero algunas claves son:
- Hemoglobina glicosilada consistentemente alta.
- Hospitalizaciones frecuentes por cetoacidosis diabética (CAD).
No obstante, algunos pacientes sólo manipulan la insulina de acción
rápida y siguen administrándose la insulina basal, por lo que pueden no
experimentan la CAD.
- Resultados poco fiables de los controles de la glucemia o ausencia de estos. Pueden manipular tiras reactivas, decir que olvidaron el glucómetro, etc.
- Menstruaciones irregulares o inexistentes.
- Fluctuaciones de peso inexplicables.
- Preocupación excesiva por su peso e insatisfacción con su imagen corporal. Independientemente
de su peso real (que puede ser bajo, alto o normal), pueden pesarse
varias veces al día y si ven algún aumento, omitir insulina y comidas.
- Patrones de alimentación irregular. Pueden
restringir alimentos, saltarse comidas, eliminar los dulces para
perder peso. Estas restricciones pueden ir seguidas de una intensa
sobreingesta (atracón), lo que les genera sentimiento de culpa, de
fracaso y aumenta su ansiedad. Para compensar el atracón, vuelven
limitar su ingesta y/o evitar la insulina. El ciclo vicioso se repite.
El objetivo de las personas con diabulimia es bajar de peso y, aunque
algunos pueden mostrar pérdida de peso en un período de tiempo, la
conducta alimentaria errática ralentiza el metabolismo y es infrecuente
que la pérdida de peso se mantengade forma duradera.
- Malestar al tener que ponerse insulina ante otras personas.
- Acopio de alimentos. La falta de insulina impide
la nutrición adecuada y esto genera hambre. Los pacientes pueden
acaparar alimentos y comerlos en los momentos que sienten hambre y no
la controlan. Esto les puede generar culpa, sentimientos de fracaso, de
pérdida de control, vergüenza y ansiedad.
- Falta de conciencia del problema y de constancia en las citas con profesionales.
- Depresión, ansiedad, cambios de humor y/o fatiga.
¿Cómo ayudar?
El primer paso para afrontar el problema es identificarlo como tal. Es importante no juzgar ni acusar, en lugar de eso, podemos sentarnos con ella y mostrarle las señales de su TCA y sus riesgos. Muchas veces, saber que lo que les sucede tiene un nombre y le pasa a muchos otros, ayuda a la persona a tomar conciencia de su situación. No se debe utilizar las complicaciones que pueden aparecer a medio/largo plazo para infundir miedo. La mayoría de los adolescentes y los adultos jóvenes no parecen creer que le puede pasar a ellos y lo ven demasiado lejos. Su obsesión por perder peso es más poderosa que la idea de evitar problemas futuros por muy graves que sean.
Es necesario consultar lo antes posible con profesionales cualificados y que el paciente sea atendido por un equipo multidisciplinar formado por: endocrinólogo, educador en diabetes, psiquiatra y psicólogo conocedores de los TCA y la DM. Hay casos en los que será necesario un trabajador social. Cuanto más precozmente se detecte el problema, más posibilidades de éxito.
Para las personas con DM es crucial contar con profesionales con quien poder hablar abiertamente de frustraciones con su peso, miedos sobre la insulina, la ingesta de ciertos alimentos…Si no se da esta alianza terapéutica entre paciente y profesional, difícilmente se podrá avanzar, así que merece la pena buscar al profesional con la sensibilidad y empatía adecuadas.
La ayuda del experto le facilitará trabajar en dos objetivos importantes: control de glucemia y peso saludable. Partiendo de las creencias, miedos, preferencias y necesidades del paciente, se informará sin tratar de presionar o dar miedo y se darán recursos para trabajar los hábitos alimenticios saludables, efectos y manejo adecuado de insulina, práctica de ejercicio, etc. Todo ello, ayudándole a encontrar motivaciones para modificar conductas para esa persona en concreto.
Se han de negociar metas pequeñas y alcanzables. Para los pacientes que restringen insulina es mejor ir poco a poco aumentando las dosis, facilitando así las probabilidades de ir alcanzando los cambios propuestos, lo que aumentará la sensación de control de sí mismo y del tratamiento.
En cuanto a la intervención psicológica, han de trabajarse aspectos que subyacen y/o mantienen el TCA: manejo de estrés, de depresión, potenciación de autoestima, habilidades de comunicación y de resolución de problemas, modificación de creencias erróneas sobre el peso y la figura corporal, superación del perfeccionismo, etc. Se adaptará a cada caso particular, siendo muy recomendable incluir a la familia.
0 comentarios:
Publicar un comentario