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viernes, 6 de agosto de 2021

HIPERGLUCEMIAS.


Definición de hiperglucemia.


La hiperglucemia es la característica definitoria de la diabetes: una elevada concentración de glucosa en la sangre. Se produce porque las personas con diabetes tienen dificultades para generar insulina, que es la hormona que produce el cuerpo humano para evitar que los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo excedan los valores saludables. En las personas con diabetes tipo 1 se debe a que el páncreas es incapaz de secretar nada de insulina y esta debe ser inyectada, mientras que en la diabetes tipo 2 se produce porque el organismo de las personas que la sufren genera cierto grado de resistencia a la acción de esta hormona o una producción insuficiente de la misma y, por tanto, su acción no es tan eficaz.

Por este motivo, las personas con diabetes tienen tendencia a presentar hiperglucemia y para evitarlo han de vigilar su ingesta de hidratos de carbono, además de administrarse insulina u otros medicamentos según sea necesario. El nivel de glucosa puede aumentar de manera transitoria después de una comida rica en hidratos de carbono y habitualmente puede ser asintomático. No obstante, en ocasiones, los niveles de azúcar en la sangre pueden exceder los valores considerados óptimos durante más tiempo, debido a una falta de la cantidad adecuada de insulina, y desencadenarse una crisis hiperglucémica.

Es importante tratar la hiperglucemia tan pronto como se detecte. En caso contrario puede producirse una cetoacidosis, una excesiva concentración de cuerpos cetónicos en la sangre que resulta tóxica y puede provocar un coma diabético. Cuando, por la falta de insulina, las células del organismo no pueden utilizar la glucosa presente en la sangre, recurren a otras fuentes de energía, como las grasas, cuyo metabolismo genera estos cuerpos cetónicos que tienden a acumularse en la sangre, acidificándola. Por eso, cuando la hiperglucemia excede los 250 mg/dl de glucosa en sangre, se deberán comprobar los niveles de cetonas en sangre u orina.

Los síntomas iniciales de padecer una hiperglucemia son un aumento de la sed y de las ganas de orinar. Esto es así porque el cuerpo trata de eliminar el exceso de azúcar a través de la orina. Si la hiperglucemia se prolonga, aparecerán dolores de cabeza, cansancio, náuseas y otros síntomas indicativos de la falta de energía en el cerebro. El organismo secretará entonces las hormonas contrarreguladoras de la insulina (glucagón, catecolaminas, cortisol y hormona de crecimiento), lo que pondrá en marcha el metabolismo de las grasas y se empezarán a acumular los cuerpos cetónicos. También aparecerán nuevos síntomas, como hambre, irritabilidad o pérdida de peso.

Una crisis hiperglucémica puede tener consecuencias de emergencia. La cetoacidosis diabética, se caracteriza por provocar dificultad para respirar, aliento con olor a fruta, sequedad en la boca, náuseas, vómitos y, si no se trata, puede terminar en un coma diabético. El estado hiperosmolar glucémico se define por unos niveles de glucosa en sangre muy altos, por encima de los 600 mg/dl, que pueden llevar a la deshidratación y también a un coma diabético.

La hiperglucemia también puede tener serias consecuencias a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares, daños en los nervios (neuropatía), daños en los riñones (nefropatía diabética o insuficiencia renal), daños en los vasos sanguíneos de la retina (retinopatía diabética), cataratas o pie diabético.

La hiperglucemia aguda deberá contrarrestarse con la administración puntual de una dosis adecuada de insulina. La hiperglucemia crónica requerirá ajustar la pauta de administración de insulina u otros medicamentos hasta lograr tener los niveles de azúcar en sangre bajo control, así como efectuar cambios en el estilo de vida, controlando la ingesta de carbohidratos y aumentando la actividad física.


Síntomas de hiperglucemia.


Los síntomas de la hiperglucemia varían entre las personas y según la intensidad y la duración de la misma. Estos pueden incluir algunos de los siguientes:

Aumento de la frecuencia de orinado.

Aumento de la necesidad de beber.

Dolor de cabeza.

Cansancio y debilidad.

Irritabilidad.

Hambre.

Dolor abdominal.

Sequedad en labios y boca.

Visión borrosa.

Náuseas y vómitos.

Pérdida de peso.

Si además se presentan palpitaciones, respiración agitada y somnolencia, será necesario acudir de forma inmediata a urgencias o llamar a emergencias, pues puede tratarse de una cetoacidosis diabética.


Diagnóstico de la hiperglucemia.


La hiperglucemia se diagnostica mediante el análisis de los niveles de glucosa en sangre. La siguiente tabla muestra los valores máximos de glucemia que debería presentar una persona. El umbral para diagnosticar una hiperglucemia para una persona con diabetes es mayor que para una persona sin diabetes. Unos niveles superiores a los indicados en la columna de alto riesgo requerirán tomar acciones inmediatas para tratar la hiperglucemia.





Umbral sin diabetes


Umbral con diabetes


Alto riesgo

Antes de las comidas


100 mg/dl


145 mg/dl


>160 mg/dl

Después de las comidas


126 mg/dl


180 mg/dl


>250 mg/dl

Hora de dormir


100 mg/dl


180 mg/dl


>200 mg/dl

Nocturnas


100 mg/dl


160 mg/dl


>200 mg/dl


También existe la posibilidad de analizar los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1C), que es un indicador estable del promedio de glucemia. El objetivo, a nivel general, para las personas con diabetes, es tener un nivel máximo de HbA1C del 7%; valores superiores indican una situación de hiperglucemia persistente en el tiempo. No obstante, este objetivo terapéutico puede diferir entre los pacientes en función de factores como la edad o los años desde el diagnóstico.



Causas de hiperglucemia.


Las hiperglucemias se producen porque el organismo de una persona con diabetes no puede asimilar correctamente todo el azúcar que ingiere por lo que, para prevenirlas, deberá seguir tanto el tratamiento farmacológico como las pautas relativas a alimentación y actividad física.  Los motivos para presentar hiperglucemia con diabetes suelen estar relacionados con un control inadecuado de la dieta o la medicación, pero también podrían deberse a otra enfermedad, como por ejemplo cáncer de páncreas o síndrome de ovario poliquístico, o a ciertos tratamientos que pueden elevar los niveles de glucosa en sangre. Las causas más frecuentes de hiperglucemia son:

Saltarse una dosis de la medicación o haberse administrado una cantidad insuficiente de insulina.

Haber ingerido más hidratos de carbono de los recomendados en la dieta o de los que la medicación puede asimilar.

Realizar menos actividad física de la habitual.

Haber tratado en exceso una hipoglucemia.

Tener estrés o una enfermedad infecciosa.


Tratamiento de la hiperglucemia.


El tratamiento de las hiperglucemias dependerá de qué es lo que las haya causado. Si se producen de forma habitual será necesario realizar un cambio en la pauta de la medicación, la dieta o la cantidad de actividad física realizada.

Ante un aumento puntual del nivel de glucosa en sangre, las medidas a tomar dependerán de la duración y la gravedad de los síntomas. Si se dispone de glucómetro, se deberá comprobar el valor de la glucemia. Si esta excede 250 mg/ml será necesario medir también los niveles de cetonas en sangre o en orina.

Para tratar una crisis hiperglucémica se recomienda beber abundantes líquidos sin azúcar. Si se ha prescrito la administración de insulina, podrá ser necesario inyectar una dosis de refuerzo adicional, que dependerá de los niveles de glucosa en sangre. Si además hay cetonas en la sangre o la orina, la dosis de insulina deberá ser mayor. Si los síntomas persisten o son graves, se deberá acudir a un centro de salud para recibir tratamiento médico.


Hiperglucemia en diferentes tipos de diabetes.


Se puede padecer de hiperglucemia en varios de los tipos de diabetes. Las personas con diabetes tipo 1 requieren la administración de insulina de manera regular para evitar la hiperglucemia. Estos pacientes deberán prestar mucha atención a su alimentación, actividad física y pauta de administración de la insulina, para evitar descompensaciones que puedan provocar una hiperglucemia (por falta de insulina) o una hipoglucemia (por exceso). La cetoacidosis es un problema que afecta con más frecuencia a las personas que tienen diabetes tipo 1.

Algunas personas con diabetes tipo 2 también requieren inyectarse insulina, por lo que deben tener en cuenta los mismos factores que los pacientes con diabetes tipo 1. Otros, en cambio, sólo precisan de cambios en su alimentación y estilo de vida, o tomar medicación que facilite la acción de la insulina. En estos casos las hiperglucemias no suelen ser graves, pero debe vigilarse que no sean habituales, haciendo los cambios adecuados en dieta, ejercicio o pauta de medicación.


Hiperglucemia y Ejercicio.


Una forma de combatir la hiperglucemia es aumentar el nivel de actividad física. El mayor gasto energético ayudará a reducir los niveles de glucosa en sangre, por lo que la práctica de ejercicio habitual está especialmente indicada para reducir la hiperglucemia crónica.

No obstante, es necesario tener en cuenta que el ejercicio físico puede aumentar temporalmente los niveles de glucosa en sangre. El ejercicio de alta intensidad consume mucha energía por lo que se activa la producción de glucosa en el hígado para elevar los niveles de azúcar en la sangre. Este efecto de la liberación de hormonas catecolaminas es corto, suele durar entre una hora y una hora y media, por lo que si se produce una hiperglucemia tras el ejercicio de forma inmediata, es posible que no sea necesario actuar para corregirla.

Para minimizar este efecto se pueden tomar distintas medidas. Por ejemplo, se puede realizar una fase inicial de entrenamiento a menor intensidad. Otra opción podría ser programar el inicio de la actividad física una hora u hora y media después de una comida, para aprovechar que los niveles de insulina serán mayores entonces, aunque se debe tener cuidado de no aumentar el riesgo de la situación contraria, la hipoglucemia.

Para minimizar este efecto se pueden tomar distintas medidas. Por ejemplo, se puede realizar una fase inicial de entrenamiento a menor intensidad. Otra opción podría ser programar el inicio de la actividad física una hora u hora y media después de una comida, para aprovechar que los niveles de insulina serán mayores entonces, aunque se debe tener cuidado de no aumentar el riesgo de la situación contraria, la hipoglucemia.

Otro motivo de hiperglucemia asociada al ejercicio es que se produzca una deficiencia de insulina durante su práctica. Realizar una actividad física intensa sin la suficiente cantidad de insulina en la sangre puede provocar una hiperglucemia más severa y aumentar el riesgo de cetoacidosis. Esto se debe a que las células musculares necesitan insulina para obtener la glucosa de la sangre y, si no tienen suficiente, se pondrá en marcha la síntesis de glucosa en el hígado, lo que elevará aún más la hiperglucemia, así como el metabolismo de los lípidos, lo que generará cuerpos cetónicos. Esta situación requiere la inyección de insulina.

Por este motivo, es aconsejable realizar una medición de los niveles de glucosa antes de la realización de una actividad física intensa y posponerla si se detecta una hiperglucemia elevada, en especial si además hay cetonas en la sangre o la orina.


Hiperglucemia sin Diabetes.


Presentar una hiperglucemia no diabética significa que el nivel de azúcar en sangre es alto a pesar de no tener diabetes que afecte a la acción de la insulina. Este tipo de hiperglucemias pueden ocurrir de forma repentina a consecuencia de una lesión (traumatismo, quemadura o por cirugía) o infección importante (neumonía, infección urinaria). Una enfermedad crónica, como el síndrome de Cushing o el síndrome del ovario poliquístico, también puede conllevar una hiperglucemia prolongada en el tiempo.

Ciertos medicamentos también pueden provocar hiperglucemia, como los esteroides o los diuréticos, así como recibir nutrientes a través de una sonda o vía intravenosa. Por último, las personas con obesidad, estilo de vida sedentario, o con antecedentes familiares de diabetes o diabetes gestacional, también pueden tener una mayor propensión a presentar hiperglucemia.

La hiperglucemia no diabética suele remitir cuando lo hace el agente causante, pero también es necesario tratarla mediante cambios en la alimentación, la actividad física y la ingesta de líquidos no azucarados. En algunos casos el personal médico podrá considerar necesario pautar algún tipo de medicación.


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