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domingo, 30 de enero de 2022

CENAR TARDE Y DIABETES

 

Cenar tarde aumenta el riesgo de diabetes en el 50% de la población por una variante genética


Cenar tarde, menos de dos horas antes de acostarse, aumenta en un 50 % el riesgo de padecer diabetes, según un nuevo estudio de la catedrática de la Universidad de Murcia, Marta Garaulet, en colaboración con la de Harvard y el hospital general de Massachusetts (Boston).

De acuerdo con los investigadores, cenar a una hora muy cercana al momento de meterse en la cama afecta a la tolerancia de la glucosa. La culpable de esto es la melatonina endógena, que se produce durante la noche cuando se acerca la hora del sueño y que está implicada en las alteraciones de la glucosa que se producen en el metabolismo.

Además, aquellas personas con una variante genética en el receptor de la melatonina denominada MTNR1B tienen un mayor riesgo. Estas, en torno a la mitad de la población española, presentan una menor secreción de insulina por el páncreas cuando comen tarde.

La melatonina provoca que el pancreas reduzca la producción de insulina

Los resultados sugieren como principal novedad que, en presencia de alimentos, la melatonina provoca que el páncreas reduzca la producción de insulina, lo que hace que aumente el nivel de azúcar en la sangre. 

"Gracias a esta investigación hemos conseguido establecer la relación entre el funcionamiento de la insulina del páncreas y la melatonina. Se trata de algo realmente importante, sobre todo porque se ha determinado una variante genética que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en la mitad de la población", ha explicado Garaulet.

El cuerpo comienza a producir melatonina en torno a una media hora antes de irse a la cama y estudios previos ya establecieron que se considera una cena tardía aquella que se produce aproximadamente dos horas antes de dormir.

Si usted es de los que suelen cenar tarde, y abundante, puede empezar a reconsiderar sus hábitos de vida. Un estudio que se publi en « Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism de la Endocrine Society» sostiene que las personas que cenan tarde pueden tener problemas de sobrepeso u obesidad.

Más de 2,1 mil millones de adultos tienen sobrepeso u obesidad en el mundo, lo que hace que las complicaciones de salud como la diabetes y la presión arterial alta sean más probables. Algunos estudios sugieren que consumir calorías a última hora del día está asociado con la obesidad y el síndrome metabólico.

«Nuestro estudio arroja nueva información sobre los negativos efectos de una cena tardía: empeora la tolerancia a la glucosa y reduce la cantidad de grasa quemada», explica Jonathan C.

Jun, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE.UU.), y autor del estudio.

Pero el efecto de cenar tarde varía mucho entre las personas y depende de su hora habitual de acostarse. «Esto demuestra que algunas personas podrían ser más vulnerables a las comidas tardías que otras -señala-.

Si los efectos metabólicos que observamos con una sola comida continúan ocurriendo de manera crónica, la alimentación tardía podría tener consecuencias nocivas, como diabetes u obesidad.

Los investigadores estudiaron a 20 voluntarios sanos (10 hombres y 10 mujeres) para ver cómo metabolizaban la cena consumida a las 22.00 y la compararon con la de otro grupo que cenó a las 18.00 Todos los voluntarios se acostaron a las 23.00.

Los investigadores encontraron que los niveles de azúcar en la sangre eran más altos, y la cantidad de grasa ingerida quemada era más baja en las personas que había cenado más tarde, incluso cuando se proporcionaba la misma comida en dos momentos diferentes.

«De media, el nivel máximo de glucosa después de la cena tardía fue aproximadamente un 18 por ciento mayor y la cantidad de grasa quemada durante la noche disminuyó en aproximadamente un 10 por ciento en comparación con una cena más temprana».

Los efectos que hemos visto en voluntarios sanos podrían ser más pronunciados en personas con obesidad o diabetes, que ya tienen un metabolismo comprometido

Este no es el primer estudio que muestra los efectos de la alimentación tardía, pero es uno de los más detallados. Los participantes usaron rastreadores de actividad, se obtuvieron muestras de sangre cada hora mientras estaban en un laboratorio, se sometieron a estudios de sueño y escaneos de grasa corporal y se determinó la tasa de quema de grasas (oxidación).

No obstante, reconoce, «todavía necesitamos hacer más experimentos para ver si estos efectos se mantienen en el tiempo y si son causados más por el comportamiento (como dormir poco después de una comida) o por los ritmos circadianos del cuerpo»,



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