Todas
nuestras células necesitan energía
para
funcionar. Esta
proviene de tres fuentes: grasas, carbohidratos y proteínas,
llamados macronutrientes.
La
energía
preferida
de nuestras células proviene de los carbohidratos, que se convierten
en glucosa, y
por tanto en energía.
Esta es la razón por la cual los atletas consumen
carbohidratos
antes de competir. El rendimiento máximo ocurre cuando el cuerpo
tiene suficientes reservas de glucosa y glucógeno disponibles.
Cuando el glucógeno se acaba, es cuando el cuerpo se convierte en
grasa. Cuando ya no hay más azúcar en la sangre para que nuestras
células la consuman, buscan una forma alternativa de energía. Esta
energía proviene de las cetonas, que son compuestos que nuestro
cuerpo produce a partir de la grasa almacenada. Por lo tanto, una
dieta cetogénica es alta en grasa y muy baja en carbohidratos, lo
que da como resultado la producción de cetonas como
combustible en lugar de glucosa.
La
palabra “ceto” a menudo tiene asociaciones negativas para las
personas que viven con diabetes diabetes Tipo 1.
La
cetoacidosis diabética, es una afección potencialmente mortal para
estos pacientes
que surge cuando el cuerpo produce demasiadas cetonas.
Entonces,
¿cómo entrar en cetosis a través de una dieta concienzuda que
difiere de entrar accidentalmente?
¿Qué ofrece la dieta cetogénica?
Los
beneficios de una dieta cetogénica han sido
bien
documentados para
quienes viven con diabetes Tipo 2. No
solo ayuda a controlar el azúcar en la sangre, sino que también
promueve la pérdida de peso. Los resultados para aquellos que viven
con diabetes Tipo 1 son menos decisivos.
Parece que hay menos estudios que exploren la dieta Ceto para estos pacientes, pero hay información observacional que parece indicar que la dieta ofrece una manera de controlar los niveles de hemoglobina glicosilada, reducen el uso de insulinas y el control glucémico en diabetes tipo 2.
¿Qué la hace diferente? El consumo de carne y pescado.
No hay carne o pescado que esté fuera de la dieta Ceto. Las verduras sin almidón como las coles de Bruselas y la coliflor se recomiendan, al igual que los aceites. El queso y el yogur griego también pueden ser alimentos básicos en esta dieta.
Sin embargo, esta dieta no es para todos. Si vives por el pan tradicional, la pasta, el arroz, las patatas y las frutas, entonces es posible que te sientas miserable con ella. Sin embargo, si estás abierto a explorar diferentes sabores, la buena noticia es que hay muchos sustitutos para muchos de estos alimentos. La masa de pizza de coliflor, arroz, fideos hechos de calabacín, el pan de harina de almendras y la leche de almendras etc, estos alimentos están disponibles en la mayoría de los supermercados.
El alcohol y el azúcar también están fuera, pero si vives con diabetes, es probable que ya sepas que son prohibidos.
Escucha a tú médico.
Al igual que con cualquier dieta, se deben tomar precauciones y acudir a un profesional.
Las mujeres embarazadas y las personas con enfermedad renal no son buenas candidatas para esta dieta, y algunas personas con diabetes como la tipo 1 pueden encontrar que está dieta no sea beneficiosa para ellos.
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