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miércoles, 3 de agosto de 2022

FACTOR DE SENSIBILIZACIÓN A LA INSULINA

     El factor de sensibilidad a la insulina (FSI), también conocido por factor de corrección, es lo que disminuye la glucosa, en cada persona (en milígramos/dl), cada unidad de insulina rápida que se pone; es decir la cantidad de glucosa que metaboliza 1 UI de insulina. Pero ¿para qué se utiliza?

     Ante una glucemia elevada, es fundamental saber la cantidad de insulina que precisa cada paciente para cubrir ese exceso de glucemia que presenta, y para ello necesitamos saber cuál el factor de sensibilidad, que a veces es diferente en cada tramo del día, porque podemos necesitar más a unas horas que a otras.

     Para poder calcular el factor de sensibilidad a la insulina se utiliza la regla del 1.800. Primero es fundamental contar las unidades diarias de insulina fijas que nos ponemos cada día. Por ejemplo, 6 unidades de insulina rápida en el desayuno + 18 unidades de lenta + 7 unidades de rápida en la comida + 5 unidades de rápida en la cena, lo que daría un total de 36 unidades totales diarias de insulina. Tras este paso habría que hacer la fórmula 1800/ dosis diaria (36 unidades) = factor de sensibilidad (1800/36) =50. Esto quiere decir que por cada unidad de insulina que se inyecte, disminuye 50 miligramos/dl la glucosa en nuestra sangre. Así, por ejemplo, si queremos que nuestra glucosa en sangre descienda de 270 a 120 milígramos/dl de glucosa hemos de inyectarnos 3 unidades de insulina rápida. Esto podemos realizarlo siempre que queramos, pero es necesario averiguar nuestro factor de sensibilidad cuando las dosis fijas varíen. 

     Una recomendación personal para que las correcciones no sean tan agresivas, al inicio del tratamiento conviene elevar un pelín el factor de sensibilidad, es decir si el tuyo es 34 poner como factor de sensibilidad en 40, para realizar las primeras correcciones y una vez veamos que funciona ir ajustando hasta llegar a 34, y así asegurarnos que no acabamos con una hipoglucemia.

     La sensibilidad a la insulina es una medida de lo bien que hace la insulina su trabajo. Si solo hace falta un poco de insulina para hacer bajar la glucosa en sangre, entonces eres sensible a la insulina. Si por el contrario hacen falta grandes cantidades de insulina, porque tus células ya no hacen caso a la señal y no quieren absorber glucosa, entonces eres resistente a la insulina. Tener la insulina alta hace hace aumentar el almacenamiento de grasa, lo cual a la vez te hace más resistente a la insulina. Por eso la resistencia a la insulina es un factor de riesgo para desarrollar obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.

     Algunas de las causas de la resistencia a la insulina son inevitables, en concreto, la edad. A medida que envejecemos nos hacemos más resistentes a la insulina. Pero la resistencia a la insulina depende también de factores externos sobre los que si tenemos control: el ejercicio, la dieta y los suplementos.
 

El ejercicio

     Cuanto más músculo tengas, y más lo uses, mayor será tu sensibilidad a la insulina. El motivo es que los músculos almacenan una gran cantidad de glucosa en forma de glucógeno. Cuando haces ejercicio gastas ese combustible, y en ese momento los músculos pueden absorber la glucosa que tomes con la comida, y no se almacenará en forma de grasa. El deporte constante consigue neutralizar el aumento en la resistencia a la insulina debido a la edad.

La dieta

     Las dietas bajas en carbohidratos o incluso la dieta cetogénica han demostrado ser las más efectivas para aumentar la sensibilidad a la insulina en las personas con sobrepeso, obesidad y riesgo de diabetes. El tipo de carbohidratos también influye: la fructosa, que constituye el 50% del azúcar, aumenta la resistencia a la insulina.

Los suplementos

     Los suplementos en la dieta pueden actuar directamente haciendo que las células sean más sensibles a la insulina. Este es el caso del resveratrol, el antioxidante presente en el vino y el chocolate, y la L-carnitina. Sin embargo, estos efectos directos son muy modestos comparados con la dieta y el ejercicio.

     Otros suplementos reducen o retrasan la absorción de carbohidratos, y por tanto la respuesta de la insulina. Es el caso de las catequinas presentes en el té verde. En otros casos la deficiencia de un mineral o vitamina puede producir resistencia a la insulina, y hay que asegurar que se toma la cantidad suficiente.

     Estos son los suplementos con los efectos más contrastados:
    - Cromo: se ha visto que la suplementación con cromo mejora la sensibilidad a la insulina en personas con diabetes.
    - Cafeína: suplementar con cafeína pura (no con café) hace aumentar la sensibilidad a la insulina en un 15%, se cree que gracias al aumento de la adrenalina.
    - Extracto de té verde: además de ayudar a quemar grasa, también se ha comprobado que mejora la sensibilidad a la insulina hasta en un 13% en personas sanas.
    - L-Carnitina: otro popular quemagrasas, que no es muy efectivo como tal, pero que mejora la sensibilidad a la insulina en personas que ya están enfermas.
    - Magnesio: la sensibilidad a la insulina parece aumentar porque mejora la función del páncreas. De nuevo, solo se han visto efectos en personas que con riesgo o enfermas de diabetes, o deficientes en magnesio.
    - Inositol: varios estudios han observado que este suplemento mejora la sensibilidad a la insulina en las mujeres que sufren de ovario poliquístico o diabetes gestacional.


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