La diabetes produce más infartos en las mujeres que en los hombres
El Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha recordado que la enfermedad Cardiovascular continúa siendo la primera causa de muerte en la mujer, y ha situado a la diabetes como uno de los factores de riesgo más potentes de isquemia miocárdica, que se produce en mayor medida en las mujeres que en los varones.
La detección temprana y el manejo de los factores de riesgo Cardiovascular siguen siendo fundamentales para mejorar la salud Cardiovascular de las mujeres y reducir la mortalidad precoz. Sin embargo, estos son más prevalentes en las mujeres que en los hombres que ingresan en los hospitales.
De esta manera, han dado a conocer que el 50 % de las mujeres ingresadas por infarto agudo de miocardio tiene más de tres factores de riesgo, llegando a reconocer que “cada vez hay más evidencia de que las diferencias biológicas pueden afectar la expresión clínica de los factores de riesgo Cardiovascular, lo que puede suponer una mayor probabilidad de enfermedad Cardiovascular para las mujeres en comparación con los hombres”.
Así las cosas, desde esta organización han situado a la diabetes mellitus tipo 2, junto con la hipertensión y el tabaquismo como los factores de riesgo más potentes de isquemia miocárdica en las mujeres que en los varones. En este sentido, el tabaquismo y la diabetes confieren a la mujer un 45% y un 25% más de riesgo Cardiovascular que al hombre respectivamente”.
El V Congreso Virtual de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), eCardio21, Una de las sesiones más destacadas del congreso estuvo dedicada a la enfermedad Cardiovascular en la mujer y en ella se hará un repaso exhaustivo de los factores de riesgo Cardiovascular desde la perspectiva de sexo y género. “hombres y mujeres comparten los llamados factores de riesgo “clásicos”, como la diabetes mellitus, la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, el tabaquismo o el sedentarismo, aunque unos son más prevalentes en un sexo que en otro y no afectan a ambos por igual”.
Por ejemplo, la diabetes, que en general dobla el riesgo Cardiovascular frente a la población no diabética, en mujeres incrementa el riesgo de forma significativa: las mujeres diabéticas tienen un 40% más de riesgo de cardiopatía isquémica (infarto agudo de miocardio o angina de pecho) frente a los hombres diabéticos. Además, en ellas aumenta el riesgo cardiovascular total en siete veces frente a tres de un varón diabético, con mayor incidencia de infarto, ictus e insuficiencia cardíaca, y con mayor mortalidad en las mujeres.
Las diferencias tan relevantes del riesgo cardiovascular de la diabetes en contra de las mujeres “se han atribuido a diversas causas, entre ellas una diferente respuesta a algunos tratamientos. Además, se ha especulado con un “peor” tratamiento farmacológico en ellas”.
Por otro lado, otro importante factor de riesgo cardiovascular como el sedentarismo es significativamente más frecuente en mujeres en cualquier década de edad. “Esto tiene las consiguientes implicaciones pronosticas por su incidencia frente al control de la diabetes, la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia”, dice la especialista en cardiología.
El tabaco, aunque más frecuente en hombres, penaliza más a las mujeres. Así, metaanálisis de múltiples estudios han encontrado un aumento del 25% del riesgo cardiovascular en mujeres. “El tabaco se asocia con la mitad del total de todos los eventos cardiovasculares en ellas y triplica el riesgo de infarto de miocardio”, detalla la Dra. Pedreira.
Factores de riesgo cardiovascular “propios”
Junto a la presencia de los llamados factores de riesgo “clásicos”, también existen factores de riesgo “propios” o diferenciales del sexo femenino, entre ellos los relacionados con el embarazo. En este grupo están todos los relacionados con trastornos hipertensivos durante la gestación, como la hipertensión gestacional o la preeclampsia, la diabetes gestacional, el parto prematuro o el aborto espontáneo. Todos ellos se asocian a un incremento del riesgo cardiovascular en la mujer a lo largo de su vida.
“También existen otros factores exclusivos del sexo femenino, como el síndrome del ovario poliquístico o la menopausia precoz. Esta última aumenta el riesgo cardiovascular por la pérdida de la actividad de los estrógenos, un peor perfil lipídico, cambios en la distribución de la grasa corporal, un aumento de la hipertensión arterial y, en general, disfunción endotelial e inflamación”.
Además, la depresión, un factor de riesgo cardiovascular en aumento junto con el estrés psicosocial o agudo, penaliza más a las mujeres porque están más expuestas a la adversidad que los hombres.
También se ha demostrado que enfermedades autoinmunes e inflamatorias como el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide, con una elevada prevalencia en mujeres, se asocian ateroesclerosis acelerada. “La cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte en mujeres con lupus. Las mujeres jóvenes, de entre 35 y 44 años, con lupus tienen una probabilidad de sufrir infarto de miocardio 50 veces superior a las mujeres de edad similar sin esa enfermedad, según el Framingham Heart Study”, asegura la cardióloga.
Con todos estos datos, se considera “fundamental” el conocimiento y control adecuado de los factores de riesgo comunes, con especial atención a la diabetes, el tabaco y el sedentarismo. También el conocimiento de los factores exclusivos del sexo femenino, la asociación de enfermedades inflamatorias autoinmunes y el efecto de la depresión y factores psicosociales en las mujeres.
“Resulta vital que parte de este conocimiento se extienda a las propias mujeres, ya que este hecho puede contribuir a cambiar hábitos de vida e inducir a la búsqueda de atención médica para lograr el control de otros factores menos difundidos, como los derivados del embarazo o relacionados con cambios hormonales”, reflexiona la Dra. Pedreira.
En 2020 fallecieron casi 8.000 mujeres más que hombres por enfermedades cardiovasculares.
Todo el Grupo de Trabajo coinciden en que reducir la carga de enfermedades cardiovasculares en las mujeres es un objetivo «ambicioso, pero imperativo y valioso«. Indican que los patrones heterogéneos de enfermedades y factores de riesgo entre países y contextos, con intervención, gran parte del riesgo puede modificarse y mitigarse.
«Contribuir al cambio de actitud en las mujeres es responsabilidad de todos: las propias mujeres, los profesionales sanitarios, los medios de comunicación, la administración sanitaria y toda la sociedad«.
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