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viernes, 11 de marzo de 2022

 Medidores continuos de glucosa.


Los medidores continuos de glucosa (MCG) son herramientas que permiten medir niveles de glucosa de forma continua, dando lecturas en minutos. Esta tecnología sanitaria facilita la toma de decisiones terapéuticas a partir de datos a tiempo real, optimizando la insulinización y mejorando el cuidado y calidad de vida del paciente con diabetes.


Los MCG constan de:

  • Sensor. El sensor consta de un pequeño filamento que se coloca a nivel subcutáneo. Mediante una reacción enzimática va midiendo los valores de glucosa intersticial cada 5 minutos. El sensor dura entre 6 y 14 días dependiendo del modelo. Tienen que estar  adheridos correctamente a la piel para garantizar medidas fiables de glucosa.
  • Transmisor. El transmisor se coloca encima del sensor y se encarga de recibir los datos leídos por el sensor y mandárselos al receptor.
  • Receptor. Puede ser un teléfono móvil o un dispositivo especial dependiendo del MCG que se utilice. El receptor recibirá la información del transmisor y mostrará en la pantalla los valores de glucosa y la tendencia de la misma.
  • Software o sistemas de computación en la nube. Plataformas digitales que permiten la descarga y tratamiento de los datos de medición de glucosa obtenido por el sensor, gestionando el historial y la evolución de los resultados a través de informes y gráficos.


 ¿Hay diferencias entre la glucosa intersticial que miden los MCG de la glucosa capilar?


Puede haber diferencias y NO necesariamente tiene el mismo valor.

Cuando el nivel de glucosa en sangre se encuentra estable durante un tiempo, los niveles de la glucosa en ambos líquidos se equilibran y coinciden. Pero como la composición del líquido intersticial depende de los intercambios entre las células en el tejido y la sangre, cuando hay fluctuaciones de glucosa en sangre, existe un retardo de la intersticial respecto a la capilar de unos 5-10 minutos.


¿Cuántos MCG existen actualmente?


Sistema de monitorización flash. La principal característica de este sistema es que no tiene transmisor. El sensor, que realiza una monitorización continua, almacena los datos hasta 8 horas y es necesario “escanear” el sensor con el lector para que éste le transfiera la información. Es el sistema FreeStyle Libre®.

Un problema de este sistema es la ausencia de avisos en tiempo real para hipo e hiperglucemias, aunque existen brazaletes no financiados que actúan como transmisores. Próximamente aparecerá el FreeStyle Libre 2® que incluirá alarmas para estas situaciones.

Sistemas de monitorización continua. Estos incorporan el transmisor, por lo que los datos son enviados al receptor de manera constante. La principal ventaja de estos sistemas es que se pueden programar alarmas y cuando los niveles de glucosa se desvían de un valor preestablecido, el receptor avisa para la toma de medidas oportunas. Actualmente, hay dos sistemas; Guardian® y Dexcom®.


Existe un sistema cuyo sensor, del tamaño de una píldora, se implanta para 6 meses en la parte superior del brazo. El transmisor se coloca superficialmente sobre el sensor. Una característica particular es que proporciona alarmas vibratorias directamente en el cuerpo cuando la glucosa se encuentra demasiado baja o demasiado alta. Es el Eversense®.


¿Usar la MCG significa el final de los controles de glucemia capilar por parte del paciente?


De momento no. A excepción del FreeStyle Libre y el último modelo de Dexcom G6 que no requieren calibración, en el resto de dispositivos son necesarias 2 calibraciones diarias mediante control de glucemia capilar.

Además, existen situaciones de mayor inestabilidad en las mediciones de glucemia intersticial (periodo postprandial, ejercicio, primeras horas de uso del sensor, valores extremos tanto hipo como hiper, etc ) que pueden llevar a un cálculo de dosis de insulina erróneo, por lo que antes de tomar una decisión sería conveniente realizar una determinación de glucosa capilar.



Educación y formación activa al paciente 


La tecnología por sí misma no es suficiente, si no va acompañada de un refuerzo educativo estructurado, por lo que los  farmacéuticos de atención primaria (FAP) se coordinan con las indispensables unidades de educación diabetológica para promover la autonomía del paciente, motivación y compromiso en la gestión de su enfermedad, ofertando en los centros de salud:

  • Recomendaciones de uso y manejo adecuado
  • Interpretación de los datos, para las tomas de decisiones
  • Explicar las situaciones en las que utilizar la MG Capilar
  • Ayudar a entender las aplicaciones informáticas (APP, gestión de datos, monitorización remota,…)



Gestión y circuito logístico de dispensación sensor/lector


Los FAP son los responsables de la utilización correcta de todo material sanitario que se financia en el SNS y se dispensa en los centros de salud, por lo que toda la gestión de los MCG pivota alrededor de los Servicios de Farmacia de Atención Primaria:

Los FAP deben evitar la ineficiencia de los MCG cuando se dan las siguientes situaciones:

  • El paciente no acude a las visitas establecidas con el endocrino
  • El tiempo de utilización del medidor es menor del 80%
  • Tasas de hipoglucemias graves superiores al uso previo del medidor
  • No disminución de la utilización de tiras reactivas
  • Uso inadecuado del sistema
  • Por incumplimiento del protocolo por parte del paciente


Y para terminar ¿Con los MCG se controla perfectamente la diabetes?


Por supuesto que NO. La tecnología sanitaria está para ayudar a pacientes y profesionales sanitarios a conseguir mejores resultados en el control de los parámetros glucémicos, pero no podemos pretender que por mucho sensor, sistema bomba-sensor, sistema DIY o cualquier otro aparato tecnológico, la diabetes se convierta en una gráfica plana con suaves ondas y una desviación estándar ridícula. Pretender eso es absurdo.

En la diabetes, sobre todo la tipo 1, la exactitud no existe, ya que está influenciada por innumerables variables. Los profesionales sanitarios asisten y ayudan a controlarla, pero es el paciente el que debe implicarse y tomar el control de su enfermedad, sin obsesionarse con la tecnología sanitaria.

 


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